La hipoplasia maxilar, también llamada pseudoprognatismo, es una malformación ósea en la que el maxilar superior está subdesarrollado, dando al rostro un aspecto prognata. Es decir de mandíbula saliente y nariz prominente, pero que no es real, de ahí que se le conozca como “falso prognatismo”.
En la mayoría de los casos, el maxilar está subdesarrollado no sólo en el plano anteroposterior, sino que también presenta deficiencias en el plano vertical o transversal. De esta manera se da una apariencia hundida al tercio medio del rostro de quien lo padece.
Por lo general, esta malformación se trata de una anomalía del desarrollo, derivado de cuestiones genéticas. También puede ser causada por factores externos, como extracciones dentales mal planificadas.
Tratamiento de la hipoplasia maxilar
El tratamiento para el pseudoprognatismo consiste en una cirugía ortognática monomaxilar que implica un corte del hueso maxilar llamado Osteotomía Le Fort I, que permite el avance, retrusión, alargamiento, acortamiento o rotación del hueso maxilar. Una vez que el hueso maxilar está en la posición deseada, se fija en su lugar con placas de titanio.
Posteriormente el maxilar está en su sitio, las facciones del paciente se verán más equilibradas, la nariz parecerá más pequeña y los rasgos más suaves. Sin embargo, en algunos casos, el poco desarrollo del maxilar superior, da lugar a una compensación por parte de la mandíbula generando prognatismo mandibular.
Ante este caso se debe realizar una cirugía ortognática bimaxilar en la cual se busca corregir ambas estructuras óseas a la vez.
Cuidados post operatorios
Gracias a los avances de la tecnología y las técnicas quirúrgicas, la operación es mucho menos invasiva que la que se realizaba hace unos años atrás. Por lo tanto el post operatorio es menos doloroso y más corto.
La intervención quirúrgica dura aproximadamente 2 horas y el alta médica suele darse en las siguientes 24 horas. La primera semana es la más difícil, pues se debe seguir una dieta líquida a base de sopas, cremas y batidos que deben ingerirse con pajitas o jeringas.
Es necesario dormir sentado, ya que pueden presentarse dificultades para respirar y llevar unas bandas elásticas en los huesos maxilares durante todo el día que evitan el movimiento maxilar, lo que también impide que se pueda hablar con naturalidad.
A las dos semanas el paciente puede empezar a llevar una dieta blanda a base de arroz, puré, pescado, cremas y tortilla y no es necesario que lleve las bandas elásticas todo el día.
A partir de las dos semanas también puede comenzar con ejercicio físico suave a moderado como caminar, pilates o yoga.
Durante todo el proceso de recuperación se recomienda el uso de analgésicos antiinflamatorios para aliviar dolores y ayudar al proceso de recuperación. Estos deben ser prescritos por el médico de cabecera o el cirujano que realizó la intervención.
Finalmente, la incorporación laboral puede producirse a partir de la tercera semana. Dependiendo de la actividad laboral del paciente, puede retrasarse aún más para quienes desarrollen actividades con cierto riesgo físico o que impliquen hablar constantemente.