El calor, el ejercicio al aire libre y la exposición al sol son clásicos del verano. Disfrutar del buen tiempo en el exterior es lo que más deseamos, pero nuestra boca no lo agradece tanto. Las altas temperaturas hacen que nuestro organismo sufra y, especialmente, pierda mucha agua. Esto hace que estemos deshidratados y nuestra boca lo siente. La sequedad bucal deriva en un aumento de densidad salivar. Como perdemos la capacidad de salivar, las bacterias de nuestra boca proliferan y, como consecuencia, se originan enfermedades dentales como puede ser la periodontitis. Por ello, es importante mantenerse bien hidratado.
Otro enemigo de nuestra salud bucodental y que aparece especialmente en verano es el cloro. ¿El motivo? Contiene elementos químicos que descomponen las proteínas de la saliva, provocando el crecimiento del sarro en los dientes.
Pero existen otras patologías más comunes que aparecen en este período de vacaciones:
- Hipersensibilidad: que sería del verano sin las comidas y bebidas frías… Nosotros lo agradecemos para refrescarnos, pero nuestros dientes son los principales afectados. Este cambio de hábitos repentino deriva en una sensibilidad dental. El hielo es uno de los causantes de esta patología. En función del nivel de sensibilidad que tenga la persona, puede tratarse de una simple molestia o puede derivar a un dolor intenso. En este caso, debes acudir a nuestra clínica para poner solución al problema.
- Halitosis: el mal aliento es un denominador común en verano. Esto se debe a que las personas consumimos más bebidas alcohólicas y, también, se fuma más. En verano se descuida más el cuidado bucal y junto a estos malos hábitos, la salud bucodental empeora. ¡Recuerda llevarte siempre un cepillo de dientes en el bolso! No hay excusas si comes fuera de casa.
- Gingivitis: Y ante la falta de limpieza dental aparece también la gingivitis. La placa bacteriana se acumula entre los dientes. Como consecuencia, la salud de las encías empeora.
El principal remedio para evitar la aparición de estas afecciones es beber mucha agua y mantenerte hidratado. El consumo de frutas, especialmente la sandía y el melón, también te ayudarán, así como las verduras. Si tu cuerpo y boca están hidratados, los problemas de halitosis, incremento de sarro e infecciones en las encías será más complicado que aparezcan. Y, como mencionamos anteriormente, limpiarse los dientes tras la ingesta de comidas y bebidas es vital.
Cuida tu salud bucodental y ponte en las mejores manos. ¡Visítanos! La primera consulta no tiene ningún coste. ¡Contáctanos!