Cierto es que la salud bucodental depende casi exclusivamente de mantener una buena higiene. Pero esto es solo cierto en parte y es que algunos problemas dentales se pueden heredar.

Si pensaste que tus padres sólo podrían heredarte el color de pelo, ojos, altura, facciones o incluso el carácter, dejame decirte que quizás te estés quedando corto.

La genética juega un papel preponderante en nuestros huesos maxilares, nuestros labios y también en nuestros dientes. Si bien las patologías hereditarias no pueden evitarse en muchos casos, sus efectos pueden prevenirse.

¿Cómo influye la genética en los problemas dentales?

La herencia genética puede determinar el tamaño de los dientes y su forma, pero también influye en la calidad del esmalte, color, maloclusiones e incluso en problemas dentales como dientes supernumerarios o, por el contrario, la ausencia congénita de dientes.

La estructura mandibular suele heredarse y aunque no representa una patología, su forma puede favorecer la aparición de ciertos problemas y enfermedades.

Por el contrario, enfermedades como las caries y la periodontitis no se heredan, pero sí lo hacen las condiciones bucales que pueden generar una mayor predisposición a sufrirlas. Esto se denomina “susceptibilidad del huésped”.

¿Es determinante la genética al padecer un problema dental?

La herencia genética puede ser un condicionante, pero no siempre determina la aparición o desarrollo de una patología. La lista de factores es larga y los genes son solo una de ellas.

Ante todo, mantener una adecuada higiene bucal después de cada comida es determinante para evitar la aparición de enfermedades como caries, gingivitis, halitosis y periodontitis. La rutina del cepillado, el uso de hilo dental y de enjuague bucal contrarresta cualquier posible predisposición genética.

Sin embargo, problemas como dientes montados, apiñados o muy separados suelen ser un problema heredado. Por lo tanto, es recomendable que quienes hayan padecido este tipo de patologías lleven a sus hijos a una temprana visita al dentista para determinar si ellos también pueden llegar a padecer estos trastornos y de ser así realizar un tratamiento preventivo para evitar futuras complicaciones.

La importancia de heredar buenos hábitos

Cuando somos pequeños heredamos las costumbres de nuestros padres y nuestros abuelos. Muchas veces ellos solo acudían al dentista cuando sufrían un dolor que les impedía continuar con su vida normal.

Realizar visitas periódicas para comprobar el estado de la salud de los dientes y las encías era muy poco frecuente. Por eso solemos ver a nuestros abuelos con dentaduras postizas o muy deterioradas.

Por suerte los tiempos cambiaron. Es importante que los más pequeños hereden estos hábitos. Debemos enseñarles el valor de la higiene dental, que sepan manifestar cuando tienen dolores o molestias y que la visita al dentista al menos una vez al año es necesaria para evitar inconvenientes.

Si los adultos somos conscientes de los problemas genéticos que podemos heredar y que a su vez pueden ser heredados por nuestros hijos y los tratamos a tiempo, el proceso puede ser mucho menos costoso y traumático.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Tienes que aprobar los términos para continuar